Fernando III rey de Castilla, hijo del rey de León Alfonso IX y de Berenguela reina
de Castilla, se cree que nació en 1199 (en cuanto a la fecha no hay un dato concreto, algunos lo sitúan entre 1198 a 1200) en la localidad zamorana de Peleas de Arriba, actualmente perteneciente al municipio de Corrales del Vino.
de Castilla, se cree que nació en 1199 (en cuanto a la fecha no hay un dato concreto, algunos lo sitúan entre 1198 a 1200) en la localidad zamorana de Peleas de Arriba, actualmente perteneciente al municipio de Corrales del Vino.
Contrajo matrimonio con Beatriz de Suabia en noviembre de 1219 en la localidad palenciana de Carrión de los Condes en el Monasterio de San Zoilo, de la unión matrimonial nacieron los hijos: Alfonso, Fadrique, Fernando, Leonor que murió en su juventud, Berenguela, Enrique, Felipe, Sancho, Manuel, Beas y María.
Beatriz de Suabia muere un 5 de noviembre de 1235 y Fernando III queda viudo.
Su madre Doña Berenguela le aconsejó que se volviese a casar, el Rey consideró su consejo y contrajo nuevas nupcias casándose con Juana de Dammartin también conocida como Juana de Ponthieu, celebrándose la boda en la catedral de Burgos en noviembre de 1237 con la que tuvo 5 hijos: Fernando, Leonor, Luis y los infantes Simón y Juan que fallecieron en la juventud y al nacer este último.
Según algunos historiadores y cronistas, consideran al rey San Fernando como católico ferviente, afortunado Ingeniero en la guerra y gobernante moderado en la paz; piadoso con Dios y preocupado por sus súbditos. Se consideraba siervo devoto, de la Virgen y Madre de nuestro Señor Jesucristo, y creía que todo reino estaba sometido al Reino Celestial.
Como rey no solo conquistó la ciudad de Sevilla, sino que unificó los reinos de Castilla y León al morir su padre Alfonso IX, dando solución a las herederas de dichos reinos con el tratado de las Tercerías también conocido como Concordia de Benavente firmado el 11 de diciembre de 1230 compensando a las herederas con tierras y miles de maravedíes.
Precursor de que se hablara el Castellano, fundó las Universidades de Salamanca y Palencia, e inició las construcciones de las catedrales de León, Toledo y Burgos. Perteneció a la Orden Tercera de san Francisco; haciéndose acompañar, siempre, de una imagen de la Madre de Dios, y practicando, en muchas ocasiones, pública penitencia.
Según su hijo Alfonso X el llamado Sabio, cuenta que al morir su padre este mandó llamar a su esposa Juana de Ponthieu y a todos sus hijos, dada su devoción solicitó comulgar, y cuando se le iba a entregar el Santísimo Sacramento, cayó de rodilla, se colocó una soga en el cuello, tomó un crucifijo lo beso y se golpeó en el pecho.
Don Remondo, su confesor y obispo de Sevilla le dio la comunión, acto seguido se despojó de sus vestiduras reales y llamó a su sucesor en la Corona, su hijo Alfonso X, le dio sabios consejos y forma de gobernar sus reinos, luego solicitó una vela, como símbolo del Espíritu Santo para que lo iluminara en el momento de su muerte, alzó los brazos al cielo y dijo sus últimas palabras antes de morir: Señor me diste reino que no tenía, honra y poder que no merecí, dísteme vida, ésta no durable, cuanto fue tu voluntad. Señor, gracias te doy y te devuelvo el reino que me diste con aquel provecho que yo pude alcanzar y ofrézcote mi alma. Puede contemplarse en los Reales Alcázares de Sevilla el cuadro «las postrimerías» pintado por Virgilio Mattoni sobre este hecho de los últimos momentos de su vida terrenal.
CANONIZACIÓN:
La Sagrada Congregación de Ritos instituida por el Papa Sixto V, actualmente llamada Congregación para las Causas de los Santos, fue Sixto V quien consideró que Fernando III tenía el halo de santidad y era merecedor de dicha santidad para la canonización, así como su fe, gran fervor, obediencia y amor a Dios y el fervor a la Virgen María.
Pero debido a las nuevas reglas Coelismis Hierusalem, las normas y restricciones sobre las nuevas canonizaciones cambiaron y el Papa Urbano VIII obligó que se demostraran que eran ciertas tal santidad para poder canonizarlo, una vez comprobadas dio su consentimiento para el comienzo de su canonización en 1649.
El Papa Clemente X, un 7 de febrero de 1671, según se recoge del Breve Gloriossisimos Coelestis, elevará definitivamente la santidad de nuestro Santo Rey Fernando III, popularmente llamado entre los sevillanos como San Fernando.
Para el proceso de su canonización se mando recabar toda información posible para documentar la defensa ante la Santa Sede para la concepción y obtención de la Bula Papal, esta fue llevada por sacerdotes sevillanos y en nombre del rey Felipe V, fue representado por Bernardo del Toro como Comisionado ante la Santa Sede.
Para dicha concepción se presentaron documentos de testigos de la época, los milagros ocurridos, así como obras artísticas en las que se reflejaba la figura de San Fernando y su fe a Dios, así como el fervor del pueblo sevillano, de España y otros países o el culto al Santo en la catedral de Mónaco o en Perú.
Para la defensa de su canonización el Cabildo catedralicio, encarga a diversos artistas que recabaran información y realizaran obras donde destacara la vida y figura del rey Santo, destacan trabajos de grabadores, escultores y pintores, entre ellas las de Bartolomé Esteban Murillo con la «vera efigie», o la escultura de San Fernando, talla de Pedro Roldán, que procesiona hoy día en la festividad del Corpus Christi en Sevilla.
En los últimos tiempos del proceso, el canónigo Justino de Neve y el humanista Juan Loaysa. fueron los impulsores para encargarse de la organización y el decoro de las iglesias y la ciudad, contando con obras de artistas como Juan Váldes Leal, Pedro Medina, Matías Lagartera o Francisco de Ribas entre otros.
El Papa Clemente X amplía la veneración de San Fernando a toda la iglesia universal inscribiéndolo en 1672 en el Martirologio Romano. El Papa Benedicta XIII autorizó la celebración de San Fernando en todos los reinos de Españacon rito doble de primera clase y octava y finalmente el Papa Pio VII aprobó en 1819 el oficio propio del Santo, que se rezó por primera vez en Sevilla en 1850.
REAL CÉDULA
El rey Felipe V firmó en Cazalla de la Sierra en 1730 la Real Cédula, la cual concedía a la capilla Real cuatro días al año para mostrar a los fieles el cuerpo incorrupto de Fernando III el Santo, que puede verse los días 14 y 30 del mes de mayo, el 22 de agosto en la octava a la Virgen de los Reyes y el 23 de noviembre día de la Conquista de la ciudad de Sevilla festividad de San Clemente.
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