El Viernes de Dolores es una tradición católica anual que conmemora los sufrimientos de la Virgen María por medio de la procesión de Nuestra Señora de los Dolores. Se realiza en el marco del Viernes de Concilio, último viernes de la cuaresma, que anuncia la proximidad de la Semana Santa.
La tradición nació en 1472 y se mantiene en muchas comunidades como expresión de la devoción popular. Sin embargo, dejó de ser obligatoria en 1969 para dar primacía al significado del Viernes de Concilio, nombre de la liturgia oficial del día, que recuerda el concilio (asamblea) donde de decidió dar muerte a Jesús.
La advocación de Nuestra Señora de los Dolores representa los sufrimientos que María experimentó durante la vida, pasión y muerte de Jesús. Los dolores de la Madre enlutada expresan también los sufrimientos de toda madre por sus hijos.
Popularmente, se dice que fueron siete los dolores de María. Este número en la Biblia representa lo completo, lo acabado, lo terminado.
Los siete dolores de la Virgen son:
Primer dolor: en la presentación del Niño Jesús en el templo de Jerusalén, Simeón profetiza el sufrimiento de María con la frase: «Y a ti, mujer, una espada te atravesará el corazón».
Segundo dolor: José y María huyen a Egipto con el Niño Jesús, porque Herodes había ordenado matarlo.
Tercer dolor: Jesús se pierde en el Templo de Jerusalén durante tres días, a la edad de 12 años.
Cuarto dolor: María se encuentra con Jesús en el camino al Calvario (en la calle de la Amargura).
Quinto dolor: crucifixión de Jesús (María permanece de pie, junto a la cruz).
Sexto dolor: descendimiento de la cruz (María recibe el cuerpo sin vida de su hijo).
Séptimo dolor: sepultura de Jesús.
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